El día de la iluminación del huerto de la Hacienda San Antonio, domingo 18 de diciembre, nos pusimos en contacto con uno de sus creadores, Julio Sánchez. Un arquitecto comprometido con este proyecto de iluminación, con el que mantuvimos una conversación para conocer los detalles.
¿Cuál es su función dentro del proyecto?
Las funciones han estado muy difuminadas desde el principio para hacer el proceso más colaborativo. Yo he participado en todas las etapas del proyecto, aunque la mayor carga de trabajo para mí ha sido el montaje de las estructuras tubulares y la instalación eléctrica junto a los hortelanos.
¿Quiénes son los componentes de este colectivo de artistas?
El colectivo lo formamos MOTORETA, compuesto por María, Cristina y Ramón, y MAL, que somos María y yo.
¿Cómo surgió esa propuesta de iluminación para el huerto?
Cuando recibimos los primeros datos del huerto inmediatamente se activó el archivo mental que todos tenemos sobre estos lugares. Antes de hacer la visita nos invadían ciertos prejuicios sobre cómo actuar, algunos de los cuales se han mantenido hasta el final del proceso. Uno de los puntos clave que la organización pedía era la utilización de material textil, por trabajar con MOTORETA.
Sin embargo, lo interesante de este tipo de proyectos es encontrar las condiciones site-specific que ofrece el huerto. Después de la primera visita y de hablar con Modesto, presidente de la asociación, tuvimos claro que de una manera u otra había que trabajar con esos bidones de agua que salpicaban el paisaje y diferenciaban claramente este huerto de los demás. Ha sido un intento de aproximarse de igual manera a un problema en lo estético y lo conceptual. La poética que hay detrás del texto de García Márquez y las reivindicaciones del colectivo de hortelanos quedan condensadas en estos bidones-contenedores de luz y agua.
¿Cómo se formó el colectivo de artistas?
Por lo que respecta a MAL, María y yo empezamos a trabajar juntos durante la carrera. Descubrimos que teníamos los mismos intereses a la hora de abordar un proyecto y un imaginario de referencias común que se nutría el uno del otro. Una vez fuera del ámbito académico simplemente hemos seguido produciendo espacio desde una escala de andar por casa.
La colaboración con MOTORETA surgió por su parte, ya que habíamos colaborado con ellos en el diseño de algunas telas y objetos, por lo que decidieron contar con nosotros para la intervención.
¿En qué consiste el proyecto de Luces de Barrio?
Luces de Barrio pretende aprovechar la iniciativa de alumbrado navideño típica para crear una acción colectiva entre vecinos y artistas que permita involucrar a los habitantes del barrio en el diseño de la iluminación. Se seleccionan una serie de lugares que por condiciones sociales o espaciales se prestan más a este tipo de iniciativas, lugares que tienen de por sí una fuerte carga participativa o que han sido olvidados en la iluminación clásica de la navidad, como ocurre este año en los huertos urbanos.
¿Cómo os interesasteis en la iluminación de huertos?
La propuesta de participación llegó de Nomad Garden a MOTORETA, quienes comisarían el proyecto. La iluminación de huertos como tal no nos la habíamos planteado con anterioridad al proyecto, pero nos pareció una bonita manera de ampliar horizontes y trabajar en un lugar al que en condiciones normales no se accede. La intervención, al ser efímera, puede ser más o menos frívola… Es un ejercicio de autocontemplación en muchos casos, y el interés que se pueda tener en la iluminación del huerto tiene una componente egoísta inevitable, tanto para nosotros como “colectivo artístico” como para la organización. Quizá por compensación nos hemos interesado en gran medida en la iluminación real del huerto, en la puesta de la acometida sin la cual el proyecto hubiese sido realizable, pero carente de sentido.
¿Qué diferencia hay entre el proyecto o la idea y su realización final?
Al estar trabajando día a día en el huerto se han podido tomar decisiones que modificaban el diseño sobre la marcha. Por ejemplo, la distribución de las luminarias en el huerto y la decisión de cuáles iban cubiertas y cuáles no, nunca fue tomada antes de empezar a construir. Igualmente, las estructuras se fueron modificando desde el prototipo hasta la optimización del número de cañas y sus medidas.
Un par de apuntes interesantes: al ser un huerto urbano, había que lidiar con problemas propios de la urbe y no del jardín del edén, como son los robos. Tuvimos que esperar al día anterior a la inauguración para ejecutar la instalación eléctrica, por lo que las prisas hicieron imposible la organización de los tres circuitos originales de iluminación. Al final hay que priorizar tareas, y algo que no podíamos permitir era que los bidones no estuviesen iluminados. La parafernalia de los circuitos y las telas son extras de “artistas”. Lo importante era conseguir llevar la luz a la Hacienda San Antonio.
Para concluir dicha entrevista, queremos agradecer la colaboración de Julio Sánchez al dedicarnos un rato para atendernos; y al conjunto de artistas, que hacen posible estos proyectos de iluminación en huertos.
Fdo. ProiectLum