Jasminum officinale L.
OleaceaeEl jazmín se ha considerado a menudo la flor del Paraíso o el símbolo del amor divino. Dado que el jazmín florece precisamente en mayo, el mes consagrado a la Virgen María, la flor se asoció a la imagen de la Madre de Jesús. Su color blanco evoca su candor y pureza, acepciones en todo caso positivas referidas a la gracia, elegancia y amor divino. De acuerdo con semejante interpretación, puede verse en la mano del Niño Jesús o en forma de guirnalda coronando la cabeza de los ángeles y de los santos en muchas pinturas. A veces, si se acompaña de rosas, puede adquirir el significado de la fe. Muy valorado a su vez por la cultura islámica, por el fragmento de un poema árabe antiguo sabemos que el rey al-Mutamid gustaba del olor y de la blancura de los jazmines. Este soberano de la dinastía abadí dirigió un reino con sede en Sevilla entre los años 1040-1095 que fue un verdadero centro cultural de la época. Más atento a los placeres estéticos que a la política, al-Mutamid no pudo evitar que los almorávides, dinastía norteafricana con una visión fundamentalista del Islam, conquistaran al-Andalus. Murió el rey desterrado y melancólico en Marruecos. Tal vez fuesen otros los jardines llenos de jazmines evocados por al-Mutamid en su exilio; pero sí sabemos que este rey poeta se preocupó porque el palacio y jardines del Real Alcázar fueran durante su gobierno un verdadero paraíso en la Tierra. La costumbre de plantar jazmines ornamentales en el Real Alcázar parece que se mantuvo en época de los monarcas de la casa de Austria. Así, hacia 1634 y en relación al Jardín del Príncipe, el humanista Rodrigo Caro recogía como por todas partes hay jazmines.